Yo creo que los blogs de cocina, surgen por dos convicciones:
La primera, porque se utilizan unas materias primas que son la base de nuestra alimentación, y la segunda porque de la afición a la cocina y de la elaboración de dichos platos nace una relación de amor, de cariño y de pasión por la gastronomía, que convierte a los cocinillas en artesanos de sus platos.
Todos queremos aprender, instruirnos, cultivarnos e imprimir nuestro sello particular y único en cada plato.
Al final, terminamos teniendo una relación formal, y rigurosa con todo lo que concierne al mundo culinario
e intentamos expresar de la forma más intensa, lo que deseamos transmitir.
La cocina es como un juego:
Hay que aprender a reconocer los olores.... incluso los más sutiles; los sabores,.... incluso los más intensos; hay que aprender a reconocer las alternativas y saber cuál puede sernos más útil, ya que la elección o la eliminación de un sólo ingrediente, puede cambiar todo.... hay que saber escoger los ingredientes con los que luego queremos "nutrir" nuestros platos.
Esos juegos terminan convirtiéndose en técnicas, que después vamos aplicando día a día en nuestra cocina, casi de una forma rutinaria.
A mí me gusta jugar y experimentar, y a veces modifico los ingredientes para probar nuevos sabores.
Los dulces son mi gran pasión, y porqué no decirlo, mi gran perdición.
Tenéis que probar a modificar algún ingrediente. Yo he quitado el café y el chocolate. En su lugar he incluido fresas y almendras. La fusión con el mascarpone, transmiten un sabor inigualable.
Para la base no he usado bizcocho de soletilla, sino un bizcocho casero que había horneado el día anterior.
Sólo tenéis que emborracharlo con la mezcla de fresas, azúcar y agua que tenemos ya preparada, y que hemos puesto en un cazo a hervir durante unos minutos. Después de alcanzar la temperatura adecuada, al mezclarse el azúcar con las fresas y un poco de agua se creará un almíbar, con el que bañar nuestros bizcochos.
Ponemos primero una base de bizcochos emborrachados con el almíbar en una fuente, luego ponemos fresas laminadas cubriendo la base. Después una capa de mascarpone. Seguidamente ponemos otra capa de bizcochos y repetimos la operación: emborrachar el bizcocho, cubrir de fresas y luego de mascarpone.
terminamos con una capa de almendras fileteadas que habremos tostado anteriormente y cubrimos toda la tarta.
Para hacer la crema utilizar cuatro huevos, diez cucharadas de azúcar, y 400 grs de queso cremoso mascarpone.
Hay que separar las claras de las yemas.
Montamos las yemas con cinco cucharadas de azúcar hasta que aumenten el doble de su volumen. Tienen que quedar esponjosas. Seguimos moviendo y añadimos el queso mascarpone, y vamos moviendo y mezclando. Para finalizar, añadimos las claras montadas a punto de nieve con las cinco cucharadas restantes.
Las almendras las tostamos en una sartén a fuego lento, y no dejamos de mover, pues corremos el riesgo de que se quemen , ya que se tuestan rápidamente y se queman con bastante facilidad.
Yo el molde lo forré primero de papel film, para poderlo desmoldar después y sacarlo en forma de tarta. Lo puse un par de horas en el congelador.
Hay que aprender a reconocer los olores.... incluso los más sutiles; los sabores,.... incluso los más intensos; hay que aprender a reconocer las alternativas y saber cuál puede sernos más útil, ya que la elección o la eliminación de un sólo ingrediente, puede cambiar todo.... hay que saber escoger los ingredientes con los que luego queremos "nutrir" nuestros platos.
Esos juegos terminan convirtiéndose en técnicas, que después vamos aplicando día a día en nuestra cocina, casi de una forma rutinaria.
A mí me gusta jugar y experimentar, y a veces modifico los ingredientes para probar nuevos sabores.
Los dulces son mi gran pasión, y porqué no decirlo, mi gran perdición.
Tenéis que probar a modificar algún ingrediente. Yo he quitado el café y el chocolate. En su lugar he incluido fresas y almendras. La fusión con el mascarpone, transmiten un sabor inigualable.
Para la base no he usado bizcocho de soletilla, sino un bizcocho casero que había horneado el día anterior.
Sólo tenéis que emborracharlo con la mezcla de fresas, azúcar y agua que tenemos ya preparada, y que hemos puesto en un cazo a hervir durante unos minutos. Después de alcanzar la temperatura adecuada, al mezclarse el azúcar con las fresas y un poco de agua se creará un almíbar, con el que bañar nuestros bizcochos.
Ponemos primero una base de bizcochos emborrachados con el almíbar en una fuente, luego ponemos fresas laminadas cubriendo la base. Después una capa de mascarpone. Seguidamente ponemos otra capa de bizcochos y repetimos la operación: emborrachar el bizcocho, cubrir de fresas y luego de mascarpone.
terminamos con una capa de almendras fileteadas que habremos tostado anteriormente y cubrimos toda la tarta.
Para hacer la crema utilizar cuatro huevos, diez cucharadas de azúcar, y 400 grs de queso cremoso mascarpone.
Hay que separar las claras de las yemas.
Montamos las yemas con cinco cucharadas de azúcar hasta que aumenten el doble de su volumen. Tienen que quedar esponjosas. Seguimos moviendo y añadimos el queso mascarpone, y vamos moviendo y mezclando. Para finalizar, añadimos las claras montadas a punto de nieve con las cinco cucharadas restantes.
Las almendras las tostamos en una sartén a fuego lento, y no dejamos de mover, pues corremos el riesgo de que se quemen , ya que se tuestan rápidamente y se queman con bastante facilidad.
Yo el molde lo forré primero de papel film, para poderlo desmoldar después y sacarlo en forma de tarta. Lo puse un par de horas en el congelador.
1 comentario:
Menuda pinta tiene y es que estoy de acuerdo contigo en varias cosas y sobre todo en una: me pierden los dulces!
Un beso
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